Alejandro Osses – Gerente de CREAS

La industria alimentaria es la segunda fuerza económica del país, razón por la cual la obtención de productos alimenticios con valor agregado –y particularmente el desarrollo de alimentos saludables y/o funcionales, cuyo mercado crece a un ritmo más acelerado que el mercado de los alimentos en general– son la gran opción que tenemos para seguir creciendo en esta industria.

Sin embargo, la escasez de herramientas, a nivel nacional y regional, para evaluar los riesgos tecnológicos al desarrollar nuevos productos alimentarios, es una de las grandes falencias del rubro. Esto coincide con lo indicado por directivos y ejecutivos de la CORFO, FIA o algunos de los Programas Estratégicos Regionales, quienes señalan que es clave fortalecer la presencia en el mercado de laboratorios de prueba de conceptos, prototipos y pilotaje.

Este último concepto le permite al entorno emprendedor e innovador contar con un producto tangible, generar confianzas en el mercado y, junto con ello, favorecer el desarrollo de un buen plan de escalamiento. En consecuencia, lo anterior permite articular al emprendedor con las instituciones que dinamizan los nuevos negocios, como incubadoras, agentes operadores y capitales de riesgo privados, logrando que el dinamismo sea transversal al emprendedor y pymes, y con ello, potenciar el origen de nuevos spin off empresariales y nuevas líneas de negocios.

Las empresas y emprendedores se caracterizan por presentar una resistencia al cambio, aversión al riesgo y miedo al fracaso, siendo necesario incorporar el concepto de innovación al interior de las organizaciones, para incentivar la generación de nuevos productos e incrementar la competitividad de las empresas. Asimismo, para el emprendedor el proceso de innovación implica grandes riesgos y ambigüedades, sobre todo si la nueva empresa o negocio es de base tecnológica, como es el caso de los alimentos funcionales, donde generalmente se aplican tecnologías enzimáticas, bioquímicas y biotecnológicas, las cuales presentan un mayor costo que los procesos convencionales y, a la vez, requieren de personal capacitado.

Es así que, en el desarrollo de un nuevo producto y/o proceso, la generación de prototipos o pruebas de concepto a escala piloto corresponden a actividades críticas, pero necesarias, para evaluar y disminuir el riesgo técnico/comercial del nuevo producto y/o proceso, al obtenerlos a una escala mínima que les permita validarse en el mercado; entendiéndose que del nuevo prototipo es posible aprender sobre las barreras que se presentarán durante la implementación del mismo, y mejorarlo a partir de ahí. Desde la perspectiva comercial, los prototipos son una herramienta confiable para que el entorno emprendedor pueda mostrar las bondades de su producto a un inversionista o, para que éstas puedan monitorear el comportamiento del producto con sus potenciales clientes.

En este escenario, el diagnóstico del Programa Estratégico Nacional de Alimentos Saludables ha evidenciado la falta de instituciones que brinden el servicio de prototipaje a la industria agroalimentaria, ya sea para la producción de alimentos procesados y/o alimentos funcionales, que incluyan el tema del envasado, packaging, inocuidad y trazabilidad.

En este contexto, CREAS ha reunido sus esfuerzos  para contar hoy con dos plantas piloto para el desarrollo de prototipos alimentarios, donde es posible obtener productos congelados, refrigerados, liofilizados, en polvo, encapsulados, líquidos concentrados, cecinas, conservas, snacks, bebidas, productos de panadería y pastelería, obtención de extractos e ingredientes naturales, entre otros; además de contar con profesionales de primer nivel, cinco de ellos con grado de doctor y con diferentes especialidades en tecnología de alimentos y bioprocesos, para dar asesoría especializada y personalizada al sector productivo, en especial a emprendedores y pequeñas empresas regionales que deseen innovar en el rubro agroalimentario y pesquero por medio de la producción de alimentos con valor agregado.

En mi experiencia como gerente de un Centro de Innovación en Alimentos, el protipaje o pilotaje en los procesos de innovación alimentaria posee los siguientes beneficios:

  • Es un paso clave en el desarrollo de productos.
  • Rebaja el nivel de incertidumbre tecnológica.
  • Ayuda en la toma de decisiones para futuras inversiones.
  • Los prototipos se pueden someter a evaluación de la aceptabilidad sensorial.
  • Los prototipos se pueden someter a evaluación de la aceptabilidad comercial.
  • Es Importante en la búsqueda de clientes y/o inversionistas.
  • Es importante en la búsqueda de fondos públicos concursables.